El contratista de silajes más productivo del país
Miguel Margiotta, contratista de silajes del oeste de Buenos Aires, ensila 12.000 hectáreas al año, una superficie récord para la Argentina.
“Siempre hay más gente en la tribuna que en la cancha”, dice Miguel Margiotta, un contratista de silajes de Coronel Suárez con 25 años de trayectoria en el negocio. Y él está en la cancha desde el principio y sabe que es uno de los protagonistas del partido.
Con esfuerzo y tomando riesgos, Margiotta logró convertirse, a sus 47 años de edad, en uno de los proveedores de servicio de silajes más productivos del país. En la actualidad, ensila por año alrededor de 12.000 hectáreas, entre cebada, pasturas, maíz y sorgo; aunque el más importante de todos es el maíz con un 60% del total. Para encarar semejante faena cuenta con tres máquinas picadoras de forrajes Claas, una Jaguar 950, una 960 y, desde esta campaña, una 980.
La Jaguar 980 comenzó a trabajar a finales de enero de este año en la zona de Trenque Lauquen y alrededores, donde Margiotta generalmente realiza gran parte de la campaña. Terminó a fines de abril habiendo picado más de 5.000 hectáreas de maíz y sorgo. “Trabajó exactamente 85 días y realizó un promedio de más de 60 hectáreas por día. Estos son datos que están en la computadora de la máquina y que realmente meten miedo e impresionan. Tiene una altísima capacidad de trabajo y de facturación”, argumenta el contratista.
“Cuesta seguirle el ritmo a esta bestia”, dice Margiotta, y relata que por su alta capacidad de trabajo demanda muchísimos camiones bateas para acarrear el material picado, también varios tractores para pisar y ensilar lo que llega de golpe al silo.
“Hoy en día ésta máquina hace lo mismo que hacíamos hace 20 años atrás con tres máquinas de seis surcos cada uno”, analiza el hombre de Coronel Suárez. “Para mí esto no es sólo productividad, también placer, que nadie tenga dudas –expresa-. Vivo mucho más tranquilo con menos gente a cargo”.
Cómo superarse
La historia de Miguel Margiotta habla de sacrificio -a los 8 cuidaba chivos en las afueras de Coronel Suárez para ganarse el peso y ayudar a su familia-. La formación, combinada con el trabajo y luego “la colimba”, lo encontraron en 1988 de vuelta en el pueblo y trabajando como tractorista de un equipo de silajes. Un año después era dueño de ese equipo y daba sus primeros pasos como cuentapropista. A los 21 ya era un contratista que se abría camino con el picado y el ensilado, una actividad que también daba sus primeros pasos en el país.
“Empecé con unos fierros viejos y tres empleados. Vivía corriendo. Al principio, para hacer conocer mis servicios, pegaba papeles en los comercios dando a conocer mi actividad, en los lugares donde concurren los productores agropecuarios”, recuerda Margiotta.
En 1992 compró su primer equipo de picado nuevo. A los dos años otro y sumó tres operarios más. A ese ritmo, y en pocos años, llegó a las cuatro máquinas y 12 empleados.
“Viendo que en el mercado argentino había ya muchos equipos chicos como los míos y que la competencia crecía día a día, en 1998 compré desde Alemania la primera máquina autopropulsada de 500 HP de potencia. Fue una fuerte inversión pero sabía que me iba a asegurar un primer salto. De la mano de esto había que incorporar camiones y tractores de gran porte que acompañen a la máquina. Con esto ya éramos una gran empresa de silajes”, narra el hombre de Coronel Suárez.
“Llegué a tener cuatro equipos grandes, pero ya se me estaba escapando de las manos semejante cantidad de gente y de maquinarias desparramadas por distintas zonas”, dice Margiotta.
En 2004 le encontró la vuelta al problema. Comenzó a trabajar con Claas Argentina. “Compré de un saque dos máquinas picadoras Jaguar 900 de 600 HP cada una y arme dos grandes equipos, mucho más grandes que los cuatro equipos que hasta entonces tenía, con operarios jóvenes y la tranquilidad de contar con el servicio y los repuestos por parte de Claas, un tema preocupante para todos los que nos dedicamos a ésta actividad”, describe.
Por la gran cantidad de hectáreas que trabaja, Margiotta cambia las máquinas cada tres años. “Es una condición nuestra para poder hacer tanta superficie al año”, dice. Con ese ritmo lleva compradas 12 máquinas picadoras a Claas Argentina. Una decisión estratégica que le permite sostener el éxito.
Fuente: www.on24.com.ar